Nuestro reducto en Pushkar, es como un oasis. Un pueblecito parecido a Trujillo, más pequeño y con una energía y un buen rollo muy especial. Hay mil tiendas y se ven guiris por todas partes comprando de todo. Le llaman la Ciudad Sagrada de color pastel... ¡Está llena de vacas!
Hoy hemos desayunado con dos mendigos, de 3 y 4 años. Les hemos ofrecido unas tostadas y como reyes con una sonrisa de felicidad que no tiene precio. Está claro que compartir es... no engordar! Namasté
Rociooooooo, me has dejado con la miel en los labios, escribe másssss
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