India. Aquí vamos Jaipur...

Dejamos nuestro increíble barrio en Pagarhj Ganj, lo echaré de menos, seguro. Estamos despertando con la ciudad tecnológica, Nehru Place, la mitad de los puestos no existen, todo el mundo con sus licencias y la "poli", revisando tenderetes, montan y desmontan a diario, en unos bolsones gigantescos y en una hora, abren de 10.30 a  21, se nota el Diwali. Hace 7 días, está barrido, la gente limpiando papeles en cajas y bolsas de sus negocios, al fondo en una esquina hay una especie de Starbucks,  con el aire a tope, el olor entre humedad y café y unas cristaleras hasta el suelo con unas butacas cómodas, esperábamos 1 hora, el taxista desayunando.

Ya cargados vamos a Jaipur, ibamos en tren en First class era 1600 rupias cada uno, no hay billetes en sábado por Diwali, el taxi al hotel de Jaipur, además de ir unas 6 horas pendientes de 3 maletones,  y enviar en un camión las telas a un almacén para luego ir a recogerlas con el tailor y llevarlas a su taller, demasiado riesgo. Cogemos un taxi grande, nos lleva con los 3 maletones y las telas y a Jaipur directos  al hotel, eso 130€, un dineral en India pero era un follón. ¿Cómo explicar un atasco en una autopista de peaje en la que hay tractores, tuctuc, un rebaño de vacas, gente con bandejas llenas de coco cortado, monos, camellos, coches en dirección contraria, niñas pidiendo en el peaje, en fín a 40km/hora  para 238km total 6 horas? Hay fotos de todo. La llegada a Jaipur en coche es un basurero humano y animal a partes iguales, la miseria más absoluta me recordaba a Mad Max, ese rollo con cerdos negros, monos, vacas, basura, excrementos, niños, prostitutas, drogadictos, chabolas, brasas quemando porquerías, un horror, el hotel en obras están haciendo 30 habitaciones más,  los obreros quitando los puntales de bambú del añadido y el palacete de Internet lo dejamos en "cete", una joya después del infierno que he visto. La azotea, muy agradable, la temperatura perfecta, y los fuegos artificiales y petardos me han dado la vida. Mañana toca trabajo duro de despacho, subiré a la azotea con protección y a dorarme al sol hasta que encaje todas las piezas y los metros que tengo,  después del viaje, las emociones, decepciones y frustraciones,  a disfrutar de hoy y mañana ya veremos, besos...  Namasté.